Hace ya tiempo que no recurro a esto, tanto tiempo que casi se ha vuelto desconocido para mí, pues aprendí a suplirlo con expresiones insípidas pero punzantes, y medicamentos que confunden la decepción pero no la curan.
Y sigo planeando estrategias para concluir la desidia y reconocerme de nuevo en lo que fui. Pienso que algún día, algún día voy a poder recobrar lo que creo que perdí y sigo buscando de manera poco furtiva. Hoy tengo el vago recuerdo de lo que fue, de lo que dilapidé con gusto en aquel tiempo: la ausencia del recogimiento, los besos reales y la razón convencida de ser un triunfo sobre los incautos.
Creo que existe una posibilidad no tan remota de que suceda algo más allá de tumbarse en la cama y retorcerse hasta quedar dormida antes de que anochezca. Aunque a veces me convenzo, definitivamente, casi para siempre, que no sucederá. Nada volverá a ser como antes. Con certeza he optado por vivir sólo lo que recuerdo y lo que imagino que pasará. Reconocerme ahora es mirar una mancha desesperada e histérica en el espejo, algo extraño que no comprende el final de las cosas pasadas y la transparencia inconexa del futuro imaginado.
No sé de qué están hechas mis manifestaciones; ni yo ni nadie puede descifrarme.
Tuesday, March 31, 2009
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