No hay tópico específico para el día de hoy. Debería de escribir -de haber escrito- un ensayo para mañana pero sigo empecinada con la noción de que no tengo mucho que decir, más bien, NO HAY NADA QUE DECIR y lo digo en general. No se desanimen, a pesar de la universal-interior mencionada, siempre hay personas que creen lo contrario y otras más que ponderan la posibilidad de que exista algo que escuchar o leer, sino la vida sería muy aburrida y no existiría Ventaneando o el posmodernismo. No sé por qué no entienden que siempre se vuelve a la misma cosa. Está demostrado que 1. somos unos changos amaestrados y 2. la razón la tenían los clásicos, que se emplearon mucho a distanciarse de los changos porque sabían que finalmente, eso eran: Changos clásicos.
La única forma que yo tengo para evitar lucir simiesca y/o clásica es, aparte de caminar erguida, usar pantalones. Los clásicos usaban túnicas y falditas nenorras, ya saben. Por ende, la indumentaria es primordial para no tener que decir si estás en favor de uno o del otro. La indumentaria sirve para no tener que decir nada.
La moda lo entiende y lo explica todo. Es natural entender que lo clásico en el vestido regresa tiempo después -pantalones de campana, sacos cruzados, tartán. No se necesita mucho esfuerzo mental para ser diseñador de indumentaria, sin embargo sí se debe de tener un destello de sabandija incluido en la capacidad intelectual. Es decir, poner moños rosados donde antes no los había y un par de cierres donde antes había botones, encajes, escotes, crinolinas; todo puesto en una modelo despeinada, hiper maquillada, mareada de hambre y cocaína... Voilá! Ya eres diseñador de DIOR y todos los changos felices con sus túnicas clásicas couture.
Tal vez de eso se trate todo esto. Uno tiene que hacerse un mañoso después de haber aceptado sus limitaciones. Tal vez tenga que hacer un ensayo insípido y ponerle retazos de ingenio de sabandija para que luzca mejor. Tal vez, tal vez... Y sí, espero un 10...