Sunday, May 20, 2007

"El estudiante de letras es un espécimen raro, un vanidoso sabelotodo, alguien que te dice oligofrénica en vez de pendeja, luego que lo invitaste a cenar y lo has leído durante meses. Alguien que forrará sus libros con periódico para que no sepas lo que lee, y si le preguntas dónde lo consiguió, nunca te lo dirá. Díscolos y rapaces en bibliotecas, nunca te ayudarán ni compartirán nada, en grupo se miran entre sí con ironía y no te sacan del "posible" error. Partidarios de evidenciarte a burlas. Nunca formé equipo con nadie y siempre me sentí rechazada. En los pasillos, te dejan con el saludo en la boca y ni una alzada de cejas conceden."

Esas son algunas sabias, pero humildes, nociones de mi hermana acerca de los estudiantes de literatura. Yo no puedo diferir porque en ocaciones yo me he comportado así y a veces tambipen me he sentido así. Tuve que hacer esfuerzos ingenuos, luego frívolos para poder sobrellevar algunas situaciones parecidas a las anteriores, para no sentirme la víctima sino la victimaria. Finalmente estoy harta de parecer cualquiera de las dos. No me interesa. Realmente ahora me doy cuenta que perdí mucho esforzándome en esas empresas y gané muy poca vanidad, porque eso era realmente lo que buscaba alimentar. Uno termina sintiéndose comprometido y eso es una monserga para el respeto propio. Así nunca puedes lograr un espacio vital porque tienes que estar inmiscuido en los asuntos de todos.
Muchas personas me dicen que estar en la universidad es de los mejores momentos de mi vida, que hay que disfrutarlo. La verdad es que yo quisiera terminar con las clases de una vez por todas. No regresar a la facultad jamás. Estoy exhausta.

11 comments:

B West said...

ya quisiera yo tener la oportunidad, ahora mismo, de estar en tu lugar!

disfruta la escuelita porque hay personas que no tienen esa oportunidad!

Unknown said...

La literatura no sólo es algo que rara vez logran hacer los estudiantes de literatura; es paradójico pero cierto. Más cierto aún es que la literatura es un arte egoísta. Incluso las obras en colaboración son monumentos al amor propio logrados tras horas de onanismo mental. Rechazar o sentirse rechazado es sólo un paso para comprender que el camino de la literatura, ya sea como lector profesional (crítico o traductor, pues) o soñador guajiro (autor), se debe andar en solitario. La ambición de reconocimiento puede hacer que los especímenes que pueblan los pasillos de la facultad sean tan viles como los abogados que se dedican a defender narcos; gente que se mira a si misma con un halo mesiánico con respecto a la pobre cultura de este país pero que es incapaz de reconocer que no han terminado de entender como se escribe un ensayo o que constantemente usan spanglish para decirnos sus elevadas conjeturas.

Pero no todo es tan malo, pues durante el tiempo que uno está en la universidad se pueden hacer cosas que serán imposibles después. Pasar todo el semestre leyendo libros que no tienen nada que ver con el periodo que se estudia en las clases, dormir en el pasto, escribir ensayos a última hora, cambiar de objetivos cada semana... todo eso será imposible terminando la licenciatura, incluso para los que ganan becas y logran ser parte de la academia. Me parece una transacción justa hacer un esfuerzo por ignorar a quienes te ven con ojos de pistola cuando vas saliendo de la biblioteca con el último ejemplar disponible del libro que dejaron en HL no-sé-qué y demás payasadas a cambio de tener una vida sin grandes preocupaciones por pocos años. Todo eso es mejor que tener que soportar jefes ineptos y presiones laborales.

Lidia said...

ja... cuando empezé a leer el post pensé: eso ya lo había leido en algún lugar...
Entre que uno se aisla y que a uno lo aislan... así son las cosas entre los compañeros. Yo ya dí el corton a los de mi carrera, o ellos me lo dieron a mí, las dos cosas y ya. NI modos, bueno que hay un Roberto Cruz y comidas con las Madames.
Abrazos

Sofía said...

sí, definitivamente uno no está completamente solo. Los que permanecen son realmene los que importan.

Diana said...

Yo daría cualquier cosa por no haber perdido este semestre. Tú disfruta.

grabiel said...

La ambición de reconocimiento puede hacer que los especímenes que pueblan los pasillos de la facultad sean tan viles como los abogados que se dedican a defender narcos

la prensa informa:

"degollado!
encuentran cabeza de estudiante de literatura en culiacán. 'era un ser vil', afirma conocida de la víctima".

(perdonarás que utilice tu espacio abusivamente, pero dile a eliud que se calle).

nada mal el texto, sofía querida. a ratos te siento en la misma línea de pensamiento que este wey, ja!

beso/abrazo,
·g·

alonso ruvalcaba said...

es que, ya sabes weeeh, los narcos son bien mala gente...

Wendy said...

La facultad y su pesado ambiente no es el ejercicio profesional. En este momento, sabes más de literatura inglesa que de cualquier otra cosa. Sabes más que uno de a pie.
Otra actividad no tendrá menos complicaciones que ésta. Lo importante no es hacer lo que se deba, sino saber si se tiene el valor de hacer lo que se quiere con todo el corazón.

Unknown said...
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Unknown said...
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Unknown said...

No me callo, por que no exageró. Si quieren hacerle un favor a la cultura de este país, si se sienten con la autoridad de hacer algo así, degollén a un intelectual con infulas mesiánicas, de esos que se creen con poder de decir que se debe leer y que no, que se sienten dueños de una obra por poder articular una crítica al respecto, que mamonamente recomiendan libros de Michel Houllebecq en una malísima traducción, que escriben en anglosajón y critican la iconografía luterana del mal sin saber qué significa realmente ser luterano (o de cualquier otra rama de la reforma protestante) porque toda su vida han sido unos reprimidos hijos del barroco exacerbado y aspiran a que su escritura chabacana les granjee un poder silenciador como el de la inquisición en una blogósfera que siempre se queda en el wannabe. Los narcos no son malos en sí, los malos son los sicarios, que si en vez de matar abogados o periodistas u otros sicarios degollaran intelectuales como esos (que en vez de hacer la literatura atractiva al ciudadano de a pie le grita en la cara que eso es mucho para él y nunca le entendería) le harían un gran favor a la literatura mexicana, ésa de la que los estudiantes de letras inglesas de la UNAM no se pueden zafar por que viven en México, aunque quieran negarlo o caricaturizar ese hecho. Hay gente que se cree con poder de hacer de la lietaratura algo excluyente por el puro afán de sentirse sabios, no se dan cuenta que en realidad sabemos muy poco al saber mucho de una cosa.