Sunday, November 11, 2007

Servicio inútil, mentes obtusas

No importa que tan chido parezca hacer el servicio social en un lugar no burocrático, todos terminan siendo lo mismo. Uno desperdicia su tiempo en actividades ínfimas, insustanciales, sin trascendencia en la vida de uno. En mi caso, hacer notas para el blog de una revista intelectualoide, es una monserga. No hay cosa más superficial que escribir una noticia sobre un evento o un objeto que a nadie le importa, por lo menos a nadie que valga la pena. Pero ni modo, de eso comen los que trabajan para la revista y yo tengo que cumplir con el requisito, si es que algún día pienso titularme. Me molesta que pongan tanto empeño en cosas improductivas, efímeras y vanales. Cuando exageran y me presionan por algo así, me dan ganas de darles morcilla. ¿¿En qué mundo viven?? ¡Coño! Hay una vida al natural que debe de ser experimentada. Una vida sin ornamentos ni argumentos. Una vida cruenta que más vale enfrentar. Interesarse en frivolidades intelectuales es soslayar todo lo que se puede disfrutar en esta vida, es soslayarse a uno mismo, es desmoronarse y abandonarse en algo irreal y veleidoso. Cumplir con un servicio social se ha vuelto una actividad hueca, cercana a la insensatez. Sin embargo tengo que lidiar con eso día a día. No sólo me pasa con el servicio social, es obvio que también me pasa en las clases con mis sapientes profesores y fanáticos condiscípulos. Sin querer, me veo penosamente controvirtiendo de forma interna todo lo que me parece absurdo. De todas formas procuro prescindir de ellos y de mis propios juicios para mirar con compasión a mi alrededor y, sobre todo, considerar el interior, la esencia de mi misma, más que de las cosas; uno logra acercarse a los objetos una vez que ha dejado atrás las presunciones de perspicacia y vanidad, y comienza a admirar lo que hay. Cosa en apariencia simple; no obstante, pasa la vida y uno sigue atenido a intereses ajenos y criterios inútiles, aficiones por demás terrenales; burdas aunque traten acerca de la más fina de las artes. Es lamentable no poder alejarse de las cosas, del "potencial intelectual" que torpemente se tiene que ver reflejado, exhibido, en objetos, acciones y propósitos ajenos a las verdaderas necesidades. Es patético no lograr percibir y reparar lo poco que nos queda de conciencia... Por el momento sigo ensayando, tal vez esta sea una muestra de que no he logrado alejarme de las cosas lo suficiente, pues estoy recriminando defectos que también se anidan en mí.

1 comment:

Lidia said...

pppuuu, prmero leí el post que antecede a este... algo parecido pero menos apratoso me ocurrió el semestre pasado, un ataque, encorvaada caminá desde un jardincito que queda cerca de Servicios psiquiátricos hasta... pfff servios psiquiátricos....

Hay que irnos de niñearas a Alemania, un año, te pagan 260 euros mensulaes y tienes que pagar sólo 700 dolarucos!!!!!!!!

Te mando muchos abrazos